miércoles, 30 de mayo de 2012

soltar

Soltar un ansia no es rechazarla, sino permitir que sea lo que es: un estado mental incidental que, una vez que ha aflorado, pasará. En vez de liberarnos de él por la fuerza, percatarnos de su verdadera naturaleza es liberarlo. Soltarlo es como soltar una serpiente que has estado agarrando con la mano. Al identificarla con un ansia («yo quiero esto», «yo no quiero eso»), la agarras con más fuerza e intensificas su resistencia. En vez de ser un estado mental que tienes, se convierte en una obsesión que te posee. Igual que con la comprensión de la angustia, el reto al soltar el ansia es actuar antes de que las reacciones habituales nos incapaciten.”

“En pocas palabras, la cuestión central a la que se han enfrentado los budistas desde el principio es ésta: ¿el despertar está cerca o lejos? ¿Es accesible sin dificultad o sólo es asequible mediante un esfuerzo supremo? Si se enfatizan su proximidad y facilidad de acceso, existe el peligro de trivializarlo, de no concederle el valor y la significación que se merece. Pero si se subrayan su distancia y dificultad de acceso, existe el peligro de situarlo fuera del alcance, de convertirlo en un icono de perfección que hay que venerar de lejos.”

Stephen Batchelor:  Budismo sin creencias  (Ed. Gaia)